pensamientos libres, internet como herramienta y no como arma.

domingo, 20 de enero de 2013

Cuando todo sucede bien.


Era tan hermosa. Simplemente estaba parada ahí, esperando un colectivo. Siempre paso por esa esquina pero jamás la había visto, en su cara y en todas las expresiones de su cuerpo podían notarse un dejo de impaciencia, tal vez porque  estaba hace ya demasiado tiempo parada en ese lugar.
Doble la esquina y su presencia hizo que deje de caminar, ella estaba de la mano del frente, ni siquiera se percato de que yo existía y menos de que la observaba, jamás me había pasado algo así, si el amor a primera vista existe yo lo estaba experimentando, me gustaba todo de ella , me atraía su cuerpo, su mirada, su boca, su pequeña nariz, lo rosado de sus pómulos, lo bien vestida que estaba, tenía una bella flor roja en la cabeza que recogía su pelo lacio y castaño,  una pollera de jean verde que denotaba unas piernas magnificas que tan solo de verlas podía sentir en mis manos lo que sería acariciarlas, una blusa blanca muy veraniega que se movía  con la suave brisa haciendo que ella parezca estar en continuo movimiento cuando ella solo permanecía  en un mismo lugar. Qué decir de esos pechos, podía sentir su calidez imaginar sus  pezones, perfectos y  hermosos a través de su ropa, en mi cabeza pasaban miles de imágenes nuestras haciendo el amor, riéndonos, veía su risa sin siquiera saber su nombre aun, sentía sus mimos sin siquiera haberle hablado alguna vez, veía su cara de enamorada mirándome, haciendo que sienta ese amor que sentía ella por mí. Tantas imágenes con tan solo una mirada, tantos sentimientos despiertos sin conocerla que no podía dejar la pasar, viví una vida en tan solo dos segundos, y ahí me encontraba, parado en esa esquina, mi corazón acelerado por el temor a ser rechazado y que jamás se cumpla esa visión, o quizás también por el sobrecogimiento ante tanta magnificencia.  
Tras un breve momento para juntar coraje  me acerque, cruce la calle sintiéndome torpe a cada paso, sintiendo que a la primer palabra que iba a decirle tartamudearía como un niño que habla por primera vez con la chica que le gusta, me sentía infantil e inseguro pero no podía no hablarle, no estaba dispuesto a dejar pasar una mujer así, ella tenía algo que me atraía. Había más gente en la parada del colectivo pero para mí parecía no existir.
Me puse a su lado y la brisa que movía su blusa de una manera muy sensual ahora traía hacia mí su aroma, si verla desde lejos genero en mi tantas cosas, tenerla al alcance de mis manos, sentir su perfume indescriptiblemente maravilloso,  hizo que mi corazón parezca salirse de mi pecho, sentía las pulsaciones en mis orejas, y ahora todo eso se traducía en mi cuerpo en calor, me sentía transpirar como un fugitivo a punto de ser atrapado, o como si estuviera en medio de un fuego que parecía envolverme,  sentía el sudor  frio de cada gota cayendo por mi espalda y aun estaba tan lejos de conseguir lo que quería. 
Tenía que apurarme, a lo lejos, casi al horizonte se divisaba un colectivo y si se iba perdería mi única oportunidad. Discúlpeme, dije sin pensar, ¿podrías decirme la hora?, miles de frases pude  haber dicho, empezar de cientos  de formas distintas y simplemente pedí la hora ¡¿Qué me ocurría?! ¿Cómo seguía una vez que responda?
Once menos cuarto respondió, y con una sonrisa dije gracias, ella, tan pronto contesto volvió a mirar el colectivo que cada vez estaba más cerca nuestro, me sentí impotente, sin saber cómo actuar, tenía ganas de insultar a los gritos, de decirle cásate conmigo en un acto desesperado y loco, cuando lo que realmente  tenía que hacer era saber al menos su nombre y de repente ocurrió. Ella dio vuelta su cara para mirarme y pregunto ¿vos no sos Lucas, el Hermano de De Facu? Creo que mi cara denoto demasiada sorpresa, tanto así que la hizo sonreír. Mostrándome que  realmente era maravillosa esa sonrisa, era tal cual la había imaginado. Al sonreir se le hacían unas pequeñas arrugas en la nariz que solo lograban embellecerla aun más, pensé que me desvanecía, que me desmayaba, pero por fortuna no fue asi. Cuando pude reaccionar dije sí, porque Facundo era realmente mi hermano, algún dia le haría un monumento o buscaría una forma de agradecer el hecho de que conozca a esta mujer y semejante casualidad. Y rápidamente saque conversación, ¿vos quien sos pregunte? Soy Debo una conocida de el, el es amigo de mi hermana lo conoci en una fiesta, vos estabas ahí, me dijo.
En serio, conteste animosamente, ¿Cómo puede ser que no haya visto una chica tan linda? En realidad, hable sin pensar, me sentí avergonzado por tal pregunta pero es que en este momento me parecía tan maravillosa que no haberla visto antes estando los dos en un mismo espacio físico no me parecía posible.  Por suerte pareció tomarse bien la pregunta porque de vuelta volvió a sonreir. 
Habia mucha gente dijo por contestar algo, yo sonreí, más bien porque todos esos nervios que sentía antes estaban comenzando a desaparecer  y continué: si es verdad, por suerte tenemos otra oportunidad, ¿tomas este colectivo?
Si, contesto.  Yo también mentí, aunque en realidad solo había ido a comprar a la panadería a unas cuadras de casa. Pero eso ya no importaba. Deje que ella suba primero y yo subí atrás.
Nos sentamos juntos, estoy  viviendo un sueño pensé, mientras  charlamos sobre aquella fiesta en donde supuestamente estábamos los dos, durante todo el trayecto logre  provocar muchas risas en ella, lo cual a mi me pareció muy positivo.  A eso de cumplida la media  hora de viaje ella me dijo, en la próxima bajo. Y sin dudarlo un instante pedí sus datos para poder contactarnos de nuevo.  Nos despedimos, me dio un beso en la mejilla y la observe bajar como intentando exprimir aquel momento hasta el último segundo. 
Todo sucedió tan bien que ni yo me lo creía. Mire a mi alrededor, me levante y emprendí  el regreso a casa, como explicaría que volvía sin el pan y porque tarde más de una hora no lo sabía. Pero lo que había logrado fue fruto del destino.