Era tan
hermosa. Simplemente estaba parada ahí, esperando un colectivo. Siempre paso
por esa esquina pero jamás la había visto, en su cara y en todas las
expresiones de su cuerpo podían notarse un dejo de impaciencia, tal vez
porque estaba hace ya demasiado tiempo
parada en ese lugar.
Doble
la esquina y su presencia hizo que deje de caminar, ella estaba de la mano del
frente, ni siquiera se percato de que yo existía y menos de que la observaba,
jamás me había pasado algo así, si el amor a primera vista existe yo lo estaba
experimentando, me gustaba todo de ella , me atraía su cuerpo, su mirada, su
boca, su pequeña nariz, lo rosado de sus pómulos, lo bien vestida que estaba,
tenía una bella flor roja en la cabeza que recogía su pelo lacio y
castaño, una pollera de jean verde que
denotaba unas piernas magnificas que tan solo de verlas podía sentir en mis
manos lo que sería acariciarlas, una blusa blanca muy veraniega que se movía con la suave brisa haciendo que ella parezca
estar en continuo movimiento cuando ella solo permanecía en un mismo lugar. Qué decir de esos pechos,
podía sentir su calidez imaginar sus
pezones, perfectos y hermosos a través
de su ropa, en mi cabeza pasaban miles de imágenes nuestras haciendo el amor,
riéndonos, veía su risa sin siquiera saber su nombre aun, sentía sus mimos sin
siquiera haberle hablado alguna vez, veía su cara de enamorada mirándome,
haciendo que sienta ese amor que sentía ella por mí. Tantas imágenes con tan
solo una mirada, tantos sentimientos despiertos sin conocerla que no podía
dejar la pasar, viví una vida en tan solo dos segundos, y ahí me encontraba,
parado en esa esquina, mi corazón acelerado por el temor a ser rechazado y que
jamás se cumpla esa visión, o quizás también por el sobrecogimiento ante tanta magnificencia.
Tras un
breve momento para juntar coraje me
acerque, cruce la calle sintiéndome torpe a cada paso, sintiendo que a la
primer palabra que iba a decirle tartamudearía como un niño que habla por
primera vez con la chica que le gusta, me sentía infantil e inseguro pero no
podía no hablarle, no estaba dispuesto a dejar pasar una mujer así, ella tenía
algo que me atraía. Había más gente en la parada del colectivo pero para mí
parecía no existir.
Me puse
a su lado y la brisa que movía su blusa de una manera muy sensual ahora traía
hacia mí su aroma, si verla desde lejos genero en mi tantas cosas, tenerla al
alcance de mis manos, sentir su perfume indescriptiblemente maravilloso, hizo que mi corazón parezca salirse de mi
pecho, sentía las pulsaciones en mis orejas, y ahora todo eso se traducía en mi
cuerpo en calor, me sentía transpirar como un fugitivo a punto de ser atrapado,
o como si estuviera en medio de un fuego que parecía envolverme, sentía el sudor frio de cada gota cayendo por mi espalda y
aun estaba tan lejos de conseguir lo que quería.
Tenía
que apurarme, a lo lejos, casi al horizonte se divisaba un colectivo y si se
iba perdería mi única oportunidad. Discúlpeme, dije sin pensar, ¿podrías
decirme la hora?, miles de frases pude
haber dicho, empezar de cientos
de formas distintas y simplemente pedí la hora ¡¿Qué me ocurría?! ¿Cómo seguía una vez que
responda?
Once menos cuarto
respondió, y con una sonrisa dije gracias, ella, tan pronto contesto volvió a
mirar el colectivo que cada vez estaba más cerca nuestro, me sentí impotente,
sin saber cómo actuar, tenía ganas de insultar a los gritos, de decirle cásate
conmigo en un acto desesperado y loco, cuando lo que realmente tenía que hacer era saber al menos su nombre y
de repente ocurrió. Ella dio vuelta su cara para mirarme y pregunto ¿vos no sos
Lucas, el Hermano de De Facu? Creo que mi cara denoto demasiada sorpresa, tanto
así que la hizo sonreír. Mostrándome que realmente era maravillosa esa sonrisa, era tal
cual la había imaginado. Al sonreir se le hacían unas pequeñas arrugas en la
nariz que solo lograban embellecerla aun más, pensé que me desvanecía, que me
desmayaba, pero por fortuna no fue asi. Cuando pude reaccionar dije sí, porque
Facundo era realmente mi hermano, algún dia le haría un monumento o buscaría
una forma de agradecer el hecho de que conozca a esta mujer y semejante
casualidad. Y rápidamente saque conversación, ¿vos quien sos pregunte? Soy Debo
una conocida de el, el es amigo de mi hermana lo conoci en una fiesta, vos
estabas ahí, me dijo.
En serio, conteste
animosamente, ¿Cómo puede ser que no haya visto una chica tan linda? En
realidad, hable sin pensar, me sentí avergonzado por tal pregunta pero es que
en este momento me parecía tan maravillosa que no haberla visto antes estando
los dos en un mismo espacio físico no me parecía posible. Por suerte pareció tomarse bien la pregunta porque
de vuelta volvió a sonreir.
Habia mucha gente dijo
por contestar algo, yo sonreí, más bien porque todos esos nervios que sentía
antes estaban comenzando a desaparecer y
continué: si es verdad, por suerte tenemos otra oportunidad, ¿tomas este
colectivo?
Si, contesto. Yo también mentí, aunque en realidad solo
había ido a comprar a la panadería a unas cuadras de casa. Pero eso ya no importaba.
Deje que ella suba primero y yo subí atrás.
Nos sentamos juntos,
estoy viviendo un sueño pensé, mientras charlamos sobre aquella fiesta en donde
supuestamente estábamos los dos, durante todo el trayecto logre provocar muchas risas en ella, lo cual a mi
me pareció muy positivo. A eso de
cumplida la media hora de viaje ella me
dijo, en la próxima bajo. Y sin dudarlo un instante pedí sus datos para poder
contactarnos de nuevo. Nos despedimos,
me dio un beso en la mejilla y la observe bajar como intentando exprimir aquel
momento hasta el último segundo.
Todo sucedió tan bien
que ni yo me lo creía. Mire a mi alrededor, me levante y emprendí el regreso a casa, como explicaría que volvía
sin el pan y porque tarde más de una hora no lo sabía. Pero lo que había
logrado fue fruto del destino.